Los seres humanos dependemos de otras personas para asegurar nuestra supervivencia. Especialmente en las etapas más tempranas de nuestras vidas, desde el momento del nacimiento y durante unos cuantos años después, hasta que podamos valernos por nosotros mismos, necesitamos los cuidados, atención, vigilancia y protección de otras personas, responsabilidad que habitualmente recae en nuestros padres y madres. Ellos nos trajeron al mundo con la mayor de las ilusiones. Nos aportaron protección, cariño, amor y el sustento necesario para que, con el paso del tiempo, y poco a poco, fuéramos creciendo y madurando, hasta alcanzar la etapa adulta en la que comenzamos a actuar de forma más independiente.

Ellos entregaron buena parte de su vida en ayudarnos a convertirnos en lo que hoy día somos, y es posible que no siempre les hubiéramos correspondido y agradecido por todas sus actuaciones para con nosotros, como seguramente merecían.

Con el paso del tiempo, y a medida que nosotros mismos nos convertimos en padres y madres, somos posiblemente más conscientes de todo el esfuerzo que nos dedicaron para que pudiéramos crecer de la forma más saludable y segura posible.

Cuando los padres llegan a una etapa de vida en la que comienzan a ser ellos quienes necesitan ser ayudados, que requieren cuidados profesionales, además de atención emocional, compañía y sentirse seguros, es cuando los hijos volvemos a tener un papel protagonista y necesario para tratar de atenderles lo mejor posible, tal y como ellos hicieron con nosotros en nuestra etapa infantil. Se dan toda una serie de circunstancias que a veces no permiten ofrecer toda la ayuda que puedan requerir. En una sociedad que cada vez exige más de nosotros mismos, siendo necesario atender toda una serie de obligaciones profesionales, familiares, cuidados del hogar, de los hijos, etc… no siempre podemos atender a nuestros mayores como merecen.

Si que podemos en cambio, hacer lo que esté en nuestras manos para que estén lo mejor atendidos posibles. Por este motivo tratamos de ofrecer servicios y soluciones económicas que permitan a nuestros mayores cubrir buena parte de sus necesidades diarias, valiéndose de sus propios medios para lograrlo. ¿Cómo logramos que nuestros padres puedan cubrir sus necesidades si, resulta que económicamente no disponen de todo el dinero que quisieran para atender servicios como pueden ser de cuidados profesionales, o incluso de ocio? Están en una etapa de vida en la que disponen de más tiempo disponible y pueden aprovecharlo para tareas o actividades que les resulten interesantes y placenteras, ¿Por qué no aprovecharlo?

Gracias a servicios como la venta de la nuda propiedad Nuda Propiedad | Vender Nuda Propiedad | Mayor Solución, o la hipoteca inversa Hipoteca Inversa | Servicios de hipoteca inversa – Mayor Solución, las personas mayores de 70 años pueden seguir viviendo en sus hogares disponiendo de dinero adicional para atender sus necesidades como pueden ser la atención domiciliaria de cuidados profesionales. Pero en una sociedad que nos permite cada vez vivir más años y con más calidad de vida, son muchos los mayores que prefieren disponer de más dinero para realizar salidas de ocio, viajes, actividades culturales… o simplemente poder adquirir productos y servicios que les motive y ofrezca satisfacción en sus vidas.

Si deseamos que nuestros padres y madres vivan de forma segura, cómoda y tranquila; si queremos que sigan disfrutando de la comodidad y seguridad de sus hogares, es momento de ayudarles a tomar decisiones financieras que se lo permita. Vender la nuda propiedad les permite seguir manteniendo el usufructo de la vivienda de forma vitalicia. Además, pueden obtener el dinero de la venta de la nuda propiedad tanto en un solo pago, como mediante una renta vitalicia, o bien con una combinación de ambas opciones. Gracias a ser propietarios de una vivienda, ahora tienen la oportunidad de seguir disfrutando de su propiedad, pero además también de poder extraer buena parte del dinero que en ella tienen invertido.

Que nuestros padres vivan mejor está en nuestras manos, ¿les ayudamos a decidir? 

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